domingo, 27 de octubre de 2013

Colmillos: El hombre lobo ( o Un lobo mexicano en el hipódromo)

El najayote Cristóbal (Miguel Ángel Rodríguez) despierta sobresaltado después de tener una pesadilla en la que va corriendo encuerado por unas catacumbas. El susodicho es un entrenador  de caballos en el Hipódromo, quien se lamenta estar jodidón y salado. Cansado de sufrir las humillaciones del prepotente ricachón Román (José Elías Moreno), se la pasa haciendo entripados. Una noche que le anda dando su respectivo mantenimiento a los cuacos, se le aparece una mujer misteriosa (Juieta Rosen). Con cara de Guat Japen la sigue hasta unas catacumbas como las del sueño. Ahí encuentra una estatua con 7 gemas que según le van dar mucho poder. Acto seguido, despierta todo sudado y sorprendido ve la estatua en su buró ¡Ay nanita! 

Cristóbal va vendiendo las piedras una por una pero ¿Qué le pasara al muchachón que cada vez que se deshace de una de ellas le da por perseguir a las ratas y comer carne cruda? ¿Se sentirá gato? ¿Será fanático de la carne tartara? Nada tonto, se guarda la joya más cara para regalarsela a la bella Susana (Olivia Collins), novia de Román. Ella a cambio le suelta el "tesorito".

Una noche de luna llena, después de un día de vendimias en que regresa con unos fajotes de dolarucos en los bolsillos, Cristóbal siente como retortijones en la panza (yo digo que la culpa es de la carne cruda). Por fín, después de esperar casi cuarenta minutos, pasa algo interesante. El protagonista se transforma en lobo y los efectos para ser una producción noventera de 3 pesos no lucen tan mal, de hecho parecen de 5. La criatura infernal a la primera persona que destripa es a una clienta que se atrevió a pedirle fiado.

Román sabedor de que las autoridades del gobierno del defectuoso pagan lo que sea con tal de que otro les resuelva la bronca, se apunta para matar al lobo, coyote, perro rabioso o lo que sea por la módica cantidad de cinco mil dólares. Por la noche, Cristóbal convertido en lobo se da un festín saboreandose los cachetes de un cazador, los huesitos de una mujer bastante tontuela  y los pellejos de un rucailo. Ya para el postre deja un hueco para tragarse al buen Román. En ese momento me di cuenta de que el director René Cardona III, no solo es un pésimo realizador sino que en su vida nunca ha visto un programa de animal planet. Se supone que el lobo tiene unas garras gigantescas y de un manotazo lo lógico es que le arranque la cabeza a cualquiera, pero aquí da unos arañazos como de vieja chimiscolera que sacan sangre pero no aplacan al tipo que se la pasa gritando.

Ya para la escena final, el peludo Cristóbal le perdona la vida a Susana y se desquita matando a la mujer misteriosa de la caverna. Luego busca un lugar para estirar la pata y así termina la maldición.

FIN

Atrás de mi en el Piojo cinema solo escucho la voz de un jovenazo que le dice a su novia ¡Chale! ¡Que mal pex!, ¿Qué mal que se haya muerto?, ¡No! Que mal pex haber pagado para ver esto.

Santo vs el espectro del estrangulador

Llego tarde al piojo cinema y el respetable me grita hasta de que me voy a morir cuando cruzo por enfrente de la pantalla. Como la película ya está empezada y no me molesté en ver la marquesina, ahora tengo que adivinar de qué churro se trata. Da lo mismo. En este cine siempre programan joyas del humor involuntario.

El luchador conocido como Chiquilín fabrica con sus manotas unas máscaras que ya las quisiera Tom Cruise (Tomás Cruz en español) para usarlas en Misión imposible. Mientras tanto, su patrón que ya adiviné es el malora de la película toca el órgano -sin albur- cual si fuera el fantasma de la ópera con atuendo incluido.

En dos minutos ya entendí de qué va la cosa. El maloso es un tipo que después de quedar desfigurado ahora se dedica a matar a pechochas cantantes disfrazado de quién se le antoje. El guionista debería demandar a Sam Raimi por fusilarse lo de las máscaras en Darkman.

¡Orale! ¡Ya me emocioné hasta las lágrimas! En una escena suena un teléfono en una especie de Baticueva tercermundista y el que contesta es ...¡Santo el enmascarado de plata! ¡Esto se va a poner bueno!

La llamada es para ponerle una trampa al luchador, que acude a una dirección en donde el Chiquilin le da una calentada. La guamiza solo era una advertencia para que no ande de metiche ayudando a la policía.

Santo que es bien machín se repone de volada y como alma que lleva el diablo se va corriendo al teatro para alcanzar a ver el numero musical de Alberto Vázquez. Sobra decir que la coreografía y los arreglos están chafisimas. Pero antes, tiene que chutarse el monólogo del jefe de policía quien afirma que el caso es tan diabólico que no lo podría resolver ni Sherlock Holmes ¡Pues claro que no! ¿Dónde creen que el británico se va aventar unas llaves como las del Santiux?

Alberto Vázquez emulando a Chente Fernández no deja de cantar y ya se fueron quince minutos en puras rolas. De una vez que se aviente El pecador, en fin que ya a todo mundo se le olvidó de qué trata la película. Se despachan a una cantantilla que desentonaba gacho. Mientras tanto, Santo hace gala de sus dotes luchísticos, aplicando tremendas tijeras voladoras en el ring. Todos gritamos en el cine ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!

El plateado le comenta al jefe de la polícía que tres asuntos lo tienen muy preocupado:

1) El caso del estrangulador
2) Que le vayan a quitar la máscara en su próxima pelea
3) Y que le caiga el casero para cobrarle la renta

En un panteón con lápidas de cartón, Santo y Chiquilín se dan de catorrazos. Tras conseguir dormir al enmascarado, los malosos lo meten en una caja de madera cerrada con clavos y se supone que enterrada tres metros bajo tierra ¿Cómo le va a hacer Santo para escapar? Muy fácil. En esa caja donde apenas cabe, consigue ponerse boca abajo y con las nachas empuja la tapa y la abre ¡Con todo y que estaba clavada! (Buen tip para Jennifer López por si un día la entierran viva).

El jefe de policía no se mide con sus comentarios, le ha dicho a Laura, una de las cantantes, que los ayude como conejillo de indias para atrapar al asesino poniéndose de pechito para que la mate. Total, si fracasa en su intento de capturarlo él promete renunciar, jajaja ¿Qué más da si ya va estar muerta?

Otros diez minutos de canciones insulsas. El estrangulador que es muy respetuoso espera que Laura termine su numero para atacar pero la méndiga canción es interminable. El muy bruto falla en su intento por dejarle caer un candelabro. Suplantando al jefe de la policía, cosa que no es muy complicada porque basta hacerse el menso, el estrangulador secuestra al vástago del Santo. El paladín justiciero llega a la guarida del malandro, lo chamusca y obvio salva al escuincle.

FIN

sábado, 26 de octubre de 2013

Invasión Siniestra en el ciniestro.

¡Orale! En la marquesina del Piojo Cinema anuncian Invasión siniestra, una película de Boris Karloff, el actor que obtuvo fama internacional interpretando al monstruo de Frankenstein ¡Ah caray! Pero no es una película de Universal. Ni siquiera es una "movie" gringa, es un bodrio molero made in México. 

Empiezan los créditos y la gente piensa que se equivocó de sala cuando aparece el nombre de Enrique Guzmán, el ídolo rocanrolero de la chaviza fresa setentera, pero da la casualidad que Enruco efectivamente es el muchacho chicho de la película gacha. 

Pues resulta que en un país europeo, una especie de Jack el destripador le anda dando cuello a muchachonas de moral distraída. Pero aquí  viene lo mero bueno, al más puro estilo de Ed Wood, aparece venida del espacio una nave. De ella sale un güerejo que se presume es un extraterrestre. Cómo que se me hace conocido ¡Ay güe...roooo! Pues si es Sergio Kleiner, el "primerísimo actor". Al ser testigo de cómo el asesino le rebana el cuello a sus víctimas, el marciano tiene la formidable idea de usarlo como achichincle. La idea aparte de ser bastante chafona ("cutre" dirían los españoles) carece de originalidad porque eso lo hemos visto en una infinidad de películas del Santo y otros luchadores.

Mientras tanto, el profe John Mayer (Karloff ya muy vetarro) exhibe ante un grupo de militares una máquina llena de foquitos bien paike que lanza un rayo laser, quesque un invento para ayudar a la humanidad pero los fulanos le dicen al doctor que estaría mejor usarla para andar de guerrosos. 

El destripador va a ver al profe Mayer con una cajita que contiene una especie de ente fantasmal,  el cual posee al viejillo. El Dr. Rosten (Quique Guzmán) anda de querendón con la sobrina del vetarro y se ve que se le cuecen la habas por cantarle esa que dice Acompáñame que tu amor es mi canción. La asistente deforme del profe le muestra a Rosten unas fórmulas bien pachecas que escribió el viejo y Rosten se avienta una frase de antología "Es una fórmula que habla sobre la energía pero esos signos extraños nunca los había visto" ¿O sea entonces cómo fregados les entendió?

La historia se enreda a un grado que ya no tiene pies ni cabeza. EL extraterrestre que se metió en el profe Mayer se la pasa quejándose de tener un cuerpo achacoso. El destripador sigue matando a chavalas de generoso escote y los aldeanos se preguntan si las muertitas que han encontrado fueron atacadas por un loco peligroso o por unos perros de Iztapalapa.

El Dr. Roster le sacatea a aceptar las insinuaciones cachondas de la ñora deforme que va a buscar consuelo en los brazos del destripador, quien por cierto está más feo que un chicle pisado. El tarugo en vez de darle cariño a la mujer que tiene cuerpo de tentación pero cara de arrepentimiento, la mata. Boris Karloff también ruega que ya se lo despachen para terminar de filmar tan asquerosa cinta.

Roster llega justo a tiempo para evitar que el destripador le tuerza el pescuezo a la sobrina del profe Mayer. El extraterrestre abandona el cuerpo del vejete y entra en la muchacha. Roster le dice que no lo vea tan gacho y le da sus cachetadones. 

En los cinco minutos finales, exorcizan a la chica, destruyen la máquina y el extraterrestre se regresa a su cantón.

FIN 

lunes, 16 de septiembre de 2013

Coqueta. Lágrimas, canciones y muchas interrupciones.

Iniciaban los años ochenta y el ahora desaparecido cine piojoso La Villa estrenaba la película Coqueta. La paisanada que emocionada asistía, aprovechaba para entrarle duro a los tacos de suaperro que vendían en un local contiguo a las taquillas. Uno que otro pedía que se los envolvieran con su pápalo quelite y harta cebolla para echárselos adentro viendo la película. Unas ñoras más abusadas ya llevaban preparadas las tortas de chorizo que dejaban apestando toda la sala.

Un viejo panzón ni siquiera se esperaba a que apagaran la luz para pegar su chiclote debajo de la butaca. Unos chamacos escapados de la secundaria se sentaban hasta atrás, los noviecillos pedían que los dejaran en la orilla, los otros subían sus patotas en el respaldo de los de adelante.

Se apagaban las luces y comenzaban los cortos. Primero el reestreno como por milésima vez de Por mis Pistolas con Cantinflas, luego Ok, Mister Pancho con la India María y para terminar un bodrio de Sasha Montenegro sin ropa que sacaba de onda por no ser para los chamacos. Luego de pasar la vergüenza empezaba la película.

Pedrito Fernández es el primero en salir. Ya no es el mocoso que andaba con la escuincla de la mochila azul. Pedrito ya ronda los quince añejos. Como es un burro en la escuela, le paga a su profesor para que le dé unas clases particulares. Pedrito conoce a la hermana menor del maestro, la chula Lucerito y dice ¡De aquí soy! (mientras la muchachada en el cine exclama ¡Iuuuuuuu!)

Pedrito por querer impresionar a la chica teletón (o sea Lucerito) hace tontería y media como caerse de la bici o chocar un carro; para su buena suerte tiene unos papás super alcahuetes. El público asistente comienza a murmurar ¿A qué hora canta Pedrito? Mamá ya quiero que cante la de Coqueta ¡Shhhh! Cállense y dejen ver la película, ¿Pos qué ves la película con las orejas güey?

Como si los hubiera escuchado, el chamaco Fernández se avienta con su voz chillona - la cual no le ha cambiado mucho - la rola de Ojos grandes con los coros espantosos de sus cuatachos. Y ya entrado en gastos se avienta otra cancioncita pero con sus amigos haciendo la finta de que tocan instrumentos, escena que recuerda los playbacks chafas del programa Siempre es lo mismo. Ya que el guión no da para más, Lucerito pide el micrófono para echarse también unos gorgoritos.

En el cine piojoso la gente no deja de estar cuchicheando, Mire mamá ahí es donde quiero ir, ¿Dónde es eso mija? Se llama Reino Aventura má ¡Oh que la chin...dejen escuchar a Lucerito! ¡Aquí huele a chorizo! 

Llega el cumple de Lucerito y la banda de Pedrito ameniza con una música que parece sacada de una película pornográfica de tres pesos ¡Y por fin! Llega el momento por el que todos pagaron el boleto ¡Pedrito canta Coqueta!

Los chamacos de la fila de enfrente levantan las manos y cantan al unísono "Coqueta, te digo cuando vas en bicicleta, cuando subes la banqueta, cuando te veo bailaaaar". Aplausos y más aplausos. Pero ¡Zas! Con la emoción la anfitriona se desmaya, la llevan con el doctor SIMI y les dan la mala noticia de que pronto va a pelar gallo.

Las señoras lloran. Unas por la desgracia y otras por la cebolla de los tacos de suaperro ¿Por qué será que las producciones mexicanas siempre tienen que terminar en tragedia? ¿Por qué no pueden ser felices para siempre como en los churros gringos? A fuerzas hay que sufrir, sino no sabe.

Pedrito le lleva serenata por última vez a Linda Blair, perdón a Lucerito que vaya a usted a saber que enfermedad tiene porque parece la niña de El exorcista.

Sigue el parloteo en la sala ¿A poco si se va a morir Lucerito? Oh pues deja ver qué pasa mija ¡No le hagan! ¡Que se quede con Pedrito! ¿Ya no va a cantar otra vez Coqueta? ¡Shhhh, dejen oír!

Ni maíz paloma, Lucerito pasa a mejor vida. Pedrito se queda solo y lo último que se escucha en el cine antes de que prendan la luz es ...Nomás me trajiste a sufrir ¿Ya no quedan tacos?

domingo, 4 de agosto de 2013

Parlando con Tin Tan. La entrevista imaginaria



Queridos lectores de Piojo Cinema con motivo del 40 aniversario luctuoso de Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo, mejor conocido como Tin Tan, les presento (rompiendo con la costumbre de hablar de malas películas), una entrevista imaginaria con quien para muchos es el mejor cómico mexicano de todos los tiempos, nuestro querido pachuco de oro.

 Para hacer posible este fantasioso ejercicio, los invito a que den rienda suelta a su imaginación. El escenario es el desaparecido centro nocturno conocido desde los años treinta como “El Patio” en el que tantas noches Tin Tan y su carnal Marcelo triunfaron arrancando las carcajadas del público.

Tin Tan ya nos espera sentado en la mesa más cercana a la pista. Llama con un silbido a la mesera. Le pide que se acerque para decirle algo al oído y con la picardía que lo caracteriza le roba un beso. Ella sonrojada le pide que cierre los ojos, él gustoso acepta y …¡Zaz! Recibe una tremenda bofetada que le voltea los ojos al revés.

TIN TAN: ¡Así me gustan! Ha de hacer el amor como las mulas ¡A patadas!

PIOJO CINEMA: Eso le pasa por andar de besucón. No por nada es el actor que ha besado a más actrices en el cine mexicano.

TT: No soy besucón carnalito. Lo que pasa es que soy trompudo y se me desparrama el hocico.Yo qué culpa tengo de que se me atraviese tanta chamaca de esas que están como Querétaro las pirinolas. Nomás hay que tener cuidado, porque mira valedor, el amor de las mujeres es como el del alacrán. Cuando ven un hombre pobre … ¡Paran la cola y se van!

PC: ¿Usted siempre ha sido tan ocurrente?

TT: Pues dicen mis nueve brothers que sí. Que de mi mamá heredé lo chistoso y simpaticón.

PC: Durante su carrera ha trabajado en cabaret, radio, cine y televisión ¿Qué es lo que más disfruta hacer?

TT: All my dear friend. De tocho morocho pero que haga reír y deje marmaja, dinero, morralla, money ¿You know? A mi me gusta la buena vida, los cadillacs último modelo, las pulseras de orégano, de oro puro pues. Y cuando no estoy filmando una película, disfruto irme con mi familia al majestuoso puerto de Acapulco a navegar en mi yate Tintavento.


PC: De no ser actor ¿Qué otra profesión le hubiera gustado tener?

TT: Pues seguro seguiría siendo locutor de radio y me la pasaría imitando a Jorge Negrete y al flaco entelerido Agustín Lara.Viera el exitazo que tenía mi programa. Un titipuchal de gente me esperaba todos los días afuera de la estación para saludarme. Eso carnalito, eso es felicidad. Y a pesar de tener los patines chuecos me hubiera gustado ser futbolista.

PC: ¿Cree qué hubiera podido ser profesional?

TT: Me canso ganso dijo un zancudo cuando volar no pudo, la pata se le hizo nudo...-  el actor interrumpe la frase y mira alocado a la fotógrafa de Piojo Cinema - ¡Oh la lá ! ¿Pero cómo no había visto a esta reina? Que re chulos ojos tiene y además tiene dos. Permitame ponerme a sus pies y darle un beso. Es una costumbre francesa, je, je. 

PC: ¿Pero no es usted mexicano?

TT: ¡Silabario! Clarín de órdenes. Soy de la capital, aunque luego digan que soy de Chihuahua. Por allá andaba en los años veinte, cuando a mi papá que trabajaba en aduanas lo mandaron a Ciudad Juárez, la meritita frontera con los United States. Ahí aprendí a parlar inglés y me hice amigo de unos carnavales muy cheveres, los pachucos. De ellos imité años después, la forma de vestir para mis presentaciones. Me ponía un tacuche de solapas anchas, pantalones con valenciana entubada, zapatos bicolor y sombrero con pluma de pavo real. Ni sombra me hacía el tal Robert Mitchum.


PC: ¿Alguna vez consideró aprovechar su fama para entrar a la política?

TT: ¡Naranjas agrias! ¡Never de limón! Nunca de los nuncas. Yo a los políticos les embadurno con miel la panza y luego les aviento un oso para que los lamba. Además acuérdese que en El rey del barrio, era yo un ratero tan malo que no era capaz de robarme ni un pañuelo.

PC: En las películas siempre lo vemos muy alegre ¿Qué entristece a Tin Tan?

TT: Me ponen triste las injusticias. Pero lo que más me revienta el buche son las guerras. No me gusta el despaparramiento de sangre.Yo solo he ido a la guerra de Corea.

PC: ¿No que está en contra de las guerras?

TT: ¡Por eso! “La guerra de Corea”, es el nombre de un bar en donde se la pasa uno bien suavena. Sirven unas cervatanas bien helodias. Pero yo no sé para qué tanto pleito. Si el mundo está muy ancho, está muy amplio, cabemos todos. No es como en la luna que cuando está en cuarto menguante están todos apretados.

Los acordes de un swing interpretados por la orquesta de Luis Arcaraz interrumpen la entrevista y Tin Tan como si tuviera un resorte en los pies salta hasta el escenario. El genial cómico se luce con sus mejores pasos y canta con estilo inigualable. Al terminar, la gente se levanta de su asiento y le da una carretada de aplausos. Tin Tan regresa a la mesa, pide una copa de champagne y brinda con nosotros.


TT: ¡Ah qué fino mezcalito! Hasta tiene burbujitas. Ha de ser de Tepatitlán - levanta su copa- Vino puro mata un burro, Tábaro Lázaro Reyes ¡El agua para los bueyes que tienen el cuero duro!

PC: Hablando de su forma de cantar y bailar. Varias bandas coinciden en decir que es usted un pionero del rock mexicano ¿Qué opina al respecto?

TT: Bueno, los muchachos me dicen Tin Tan porque en mí todo es música. Y no sé si sea el inventor de algo, yo nomás sé que me gustan el swing, el mambo, el cha cha chá y los boleros románticos con los que conquisto a mis changuitas. Además me encantan el Tiru lirulín y el tralalalalá.

PC: ¿Qué mensaje le envía a los fanáticos que tanto disfrutan sus películas?

TT: Que sigan riéndose mucho. La risa es la alegría de la vida. Busquen nomás lo más vital, nomás lo que han de precisar. Nunca del trabajo hay que abusar.

PC: Gracias por darnos la entrevista.

TT: ¿Tons qué? Vamos a comer pancita con Los Agachados ¿No?


FIN DE LA ENTREVISTA

lunes, 22 de julio de 2013

¡Sobreviví al 2012!

Audio Crítica piojosa

¡Discúlpenme por Deus! Pero está película es tan mala que prefiero gastar saliva que escribir sobre ella. Escúchenla por favor. No vaya a ser que el mundo se vaya al ca...rambas.

domingo, 7 de julio de 2013

Santo y Blue Demon VS Dracula y el Hombre lobo

Hoy en Piojo cinema presentamos un peliculón de luchadores producido por el mismísimo enmascarado de plata. Duelazo fílmico entre dos figuras de la lucha libre y una pareja de monstruos icónicos del cine de horror ¡Santo y Blue Demon vs Dracula y el hombre lobo!

La película empieza bien chipocles con una lucha en tiempo real entre el Santo y el Angel Blanco. Lo que es rarísimo es que se ve a leguas que el ring no está en una arena sino en una especie de estudio y nada más se escucha el griterío ¡Santo! ¡Santo! Incluso atrás se ve una pantalla azul. Yo creo que el Santo estaba tan adelantado a su tiempo, que se imaginó que en un futuro no muy lejano iban a poder poner gente ahí ¡Ay güey! Era un visionario.

Mientras se andan dando de catorrazos los gladiadores; en una caverna de formas rocosas hechas con papel estraza, un jorobado que además habla solo, nos hace saber que Dracula y el Hombre Lobo van a volver a la vidorria con la sangre de un descendiente de un tal mago Cristaldi, que fue el que alguna vez los mandó directo al averno. De vuelta a la arena, el Santo para no variar gana la pelea. Entra a su camerino y le planta tremendo besote a la novia.

La chavala le pide al enmascarado que vayan rápido a su casa porque su tío quiere hablar con él pero como dice la canción ¡Urge! Obvio, Santo se cizca, no vaya a ser que ya lo quieran matrimoniar. Para su buena suerte, el vetarro le cuenta que le llegó un anónimo amenazándolo con darle matarili a la familia, el cual además coincide -según él- con una carta de hace 4 siglos en donde relatan como el mentado mago detuvo al vampiro y al hombre lobo. O sea, chequen como el vetarro liga una cosa con otra. El Santo se le queda viendo y piensa ¿De cuál fumó este ruco?

El viejo les dice que para contrarrestar a los seres infernales confía en el poder de un puñal. Santo primero se siente aludido, pero luego se da cuenta de que no se refiere a él sino a una daga. Santo le hace la promesa de cuidar a su parentela si le pasa algo pero nada más le echa la sal porque horas más tarde el jorobado lo secuestra y se lo despacha. Drácula y el hombre lobo (que parece oso de peluche con asma) secuestran quién sabe a que hora a algunos humanos y los convierten en parte de su club de colmilludos y peludos.

Para vengarse de la familia Cristaldi, al hombre lobo se le ocurre convertirse en humano y ligarse a la hija del vetarro. Santo que ya sabe que la policía no da una, busca la ayuda de su compadre Blue Demon. Rufus Rex (así se llama el lobo, jajaja) le paga una lana a unos mafiosos y hace la finta de que rescata a la guerozca. A todo mundo ya se le olvidó que el viejo anda desaparecido. La chava anda noviando, y los demás personajes se la pasan jugando al poker en la sala. Los héroes siguen al jorobas hasta una bodega. Ahí se desata una batalla campal en la que Santo y Blue Demon se tunden a unos mafiosos que da gusto verlos. 

Rufus Rex al ver que son más confiados que un inocente chamaco, los manda a la casa de Drácula. En ese lugubre lugar, el vetarro Cristaldi en calidad de muerto viviente se descuenta al Santo, quien le dice al demonio azul una de las frases más bellas del cine nacional, "Vi al profesor, o más bien a un cadaver actuando como un autómata". 

En otra genial escena se hace un homenaje al cine expresionista alemán, especificamente a la película "Nosferatu". En una calca pero muy mal hecha del clásico de Murnau. Un vampiro pelochas se mete por la ventana y muerde a la güerozca mientras ella duerme.

Convertida una en guampira y otra hipnotida por Drácula, las dos muchachas (y la escuincla que es hija de una ellas) van a la guarida del chupa-sangre ¡Sí! ¡Más de una hora chutándose este churro para que salgan con que todo lo anterior nos lo pudimos haber ahorrado!

Santo se avienta un tiro contra los clones de Chewbacca, mientras que Blue que cobra menos por salir en la película, es atrapado. Pobre Demon, Santo siempre lo anda salvando. En la caverna de Drácula se arma un corredero y las clásicas cachetadas guajoloteras. Los ídolos van aventando a los lobos a una fosa llena de picos con sus patadas voladoras. Rufus se pone peor de rabioso que perro de Iztapalapa y como Santo ve que el pobre Demon no puede, se surte el solito a los malosos y vuelve a las víctimas a la normalidad.
Al final hay otra lucha en el ring que dura como diez minutos y tán tán. Fin 

¡Peliculón!